Todo comenzó con una pregunta simple
¿Por qué tantas empresas rentables siguen luchando con sus presupuestos? En 2018, después de años trabajando en consultoría financiera tradicional, nos dimos cuenta de que la mayoría de soluciones se centraban en los síntomas, no en las causas reales.
Decidimos cambiar el enfoque. En lugar de ofrecer recortes generales, empezamos a analizar cada euro que gastaban nuestros clientes. Y funcionó. Una pequeña empresa de Vitoria redujo sus costes operativos un 23% en seis meses, sin despedir a nadie.
Esa primera experiencia nos enseñó algo fundamental: cada empresa tiene su propia huella financiera, y las estrategias genéricas simplemente no funcionan.